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Odisea |
Un viaje interior | ![]() |
Anoche soñé con AznarDespués soñé que soñaba Anoche soñé con Aznar. Como acontece a veces en los sueños no era él exactamente. Parecía más bien un general trasnochado o un payaso de circo, pero yo no tenía ninguna duda: sabía que era él. Estaba en el Congreso. Se votaba algo relacionado con la guerra, si España debía enviar tropas a Irak o algo parecido. El presidente sonreía satisfecho en su escaño sabiendo que aún con toda la oposición en contra el resultado le sería favorable a sus intereses. Se procedió a la votación. Como la infraestructura informática se había estropeado porque un servidor funcionaba con Windows y estaba colgado, se optó por realizarlo de forma manual. Cascos, proponía hacerlo con aplausos como en algunos programas de televisión. A ver, los que voten "si" que aplaudan. Ahora los del "no". La presidenta se opuso por ser un método poco fiable. Se optó por una votación a mano alzada. Empezaron. Primero votó toda la oposición, porque en mis sueños ellos van primero, supongo. Luego progresivamente les tocó el turno a las huestes de Aznar. El seguía perfilando un rictus sardónico, sabedor de que la victoria era suya. De pronto ocurrió. Un diputado del PP votó en contra de la resolución. Aznar contuvo un gesto de estupor. "Hacer dimitir al diputado tal y tal" - anotó en su cuaderno. Unos segundos después ocurría de nuevo. La sorpresa se convirtió en nausea. "No es posible" - pensó. Pero el asombro no había hecho más que comenzar. Uno de cada tres señorías votaron "no". El presidente palidecía y su corazón se desbocaba. "Es una conspiración" - barruntaba - "No es posible que me esté pasando a mi. ¡A miiiii!". La resolución no pudo aprobarse. Algunos diputados habían antepuesto su conciencia a la disciplina del partido. La oposición lanzaba confeti. Una diputada de Izquierda Unida bailaba un foxtrot con un diputado del Partido Popular. Corría el champán francés, que Chirac había enviado, misteriosamente. El hemiciclo era una fiesta. Aznar estaba en su banco azul, blanco. Blanco él, azul el banco. Los servicios de urgencias médicas le asistían. Había sufrido un desmayo. Nada grave. Solo un susto. Desperté. Por la radio explicaban que más de cien laboristas "rebeldes" se habían plantado ante Blair por discrepancias con su enfoque sobre la guerra. Comprendí que había escuchado la noticia en un estado de duermevela y que mi mente había construido un sueño imposible. Después soñé que soñaba. 2003-03-01 a las 03:57 | Odiseo | 3 Comentarios | # Referencias (TrackBacks)URL de trackback de esta historia http://odisea.blogalia.com//trackbacks/5756
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