Odisea |
Un viaje interior |
La música, el tiempo, el silencioUna de las obras musicales emblemáticas del siglo XX es 4,33 de John Cage (1912-1992). Si lo desean pueden escucharla sin necesidad de ningún software especial. Si no oyen nada, es normal: 4,33 es una obra construida exclusivamente a base de silencios. En la notación musical existen determinados signos denominados silencios, durante los cuales el intérprete no debe tocar nada. Existen silencios de distinta duración (de negra, de corchea, de semicorchea...) y son vitales para la interpretación correcta de cualquier pieza musical ya que regulan las pausas necesarias para dar sentido a la música. Así que ¿por que no hacer una partitura en la que solo aparecen silencios? Esto es lo que hizo John Cage en 1952: componer una pieza en la que los intérpretes salen a escena y permanecen en silencio durante cuatro minutos y treinta y tres segundos, siguiendo atentamente las indicaciones del pentagrama. Cuando terminan, se levantan, saludan, el público aplaude y se marchan. Ya se sabe: la exploración de nuevos caminos en el arte no tiene fronteras. ¿Tomadura de pelo? ¿Genialidad? ¿Ruptura con lo establecido? No seré yo quien me pronuncie; los que un día rompieron moldes hoy son clásicos. Ciertamente muchos quedaron en el olvido y si se les recuerda es solo por su grotesco intento de hacer algo diferente. Pero no diré nada acerca de Cage que se ha hecho un hueco en todas las enciclopedias y tratados musicales. A mi, simplemente, me da dolor de cabeza.Ahora toca "dar la nota", valga el pleonasmo, con otra pieza de Cage: As slow as possible. Fue concebida por su autor para ser interpretada de la forma más lenta posible. Ahora en Halberstadt, Alemania, han decidido interpretarla íntegramente. Para ello han utilizado el órgano de la iglesia y a las 18:00 del 5 de Febrero de 2003, la primera nota rasgó el silencio. Esta sonará interrumpidamente durante una año y medio, aproximadamente. Para conseguirlo y no acabar con la vida del intérprete, se han colocado unas pesas sobre las teclas del órgano que mantendrán la sonoridad durante todo el tiempo necesario, día y noche. Transcurrido ese tiempo entrará otra nota, para lo cual se utilizará otra pesa. Y así, sucesivamente. La interpretación de toda la pieza durará 639 años. En Halberstadt confían en que las futuras generaciones tomarán el relevo. Y si las guerras, las catástrofes naturales, el aburrimiento o el sentido común no lo impiden, en el año 2642 nuestros, presumo, asombrados sucesores podrán aplaudir durante meses, si lo desean. A estas alturas, ya no será una sorpresa para nadie saber que, siendo rigurosos, la obra empezó a ejecutarse hace 17 meses. La primera nota de la partitura es, precisamente, un silencio. Tocado a la velocidad de ejecución del conjunto, este silencio ha durado meses. Ha formado parte de la composición durante todo esto tiempo. Solo que nadie se percató de ello. En cuanto al resto, podemos saber cuantos segundos quedan exactamente para que concluya la obra. Opiniones hay para todos los gustos: desde los que lo perciben como una cumbre del arte musical de todos los tiempos, o una experiencia metafísica, hasta los que creen que es una locura, un gasto y una pérdida de tiempo. Quizá sea, al fin y al cabo, una atracción turística más. Lo cierto es que hay quien dice que ese acorde que lleva sonando semanas, no se oye igual de día que de noche porque las variaciones de temperatura y la humedad producidas a lo largo de la jornada dilatan o encogen los tubos y la sonoridad cambia consecuentemente. También hay vecinos que dicen que las malditas notas nos les dejan dormir. Ya se está estudiando poner ventanas dobles en el templo. Todo sea por el arte. 2003-04-21 a las 21:16 | Odiseo | 17 Comentarios | # Referencias (TrackBacks)URL de trackback de esta historia http://odisea.blogalia.com//trackbacks/7326
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